Jehová Dios clama, “Yo he oído lo que aquellos profetas dijeron, profetizando mentira en mi nombre, diciendo: Soñé, soñé.” (Jeremías 23:25) Los sueños existen sin duda, pero otra cosa está también en sus corazones: mentiras y engaño. Ellos son motivados por el deseo de hacer que la gente olvide a Dios porque no aprobaba su religiosidad popular. Si podía olvidar el "nombre", es decir, las convicciones y la autoridad del único Dios verdadero, entonces podría participar en las prácticas populares aprobadas por todos los demás, por ejemplo, la fornicación “santa,” y el hacer las imágenes de los dioses populares ricamente adornadas de oro y plata para traer buena suerte en sus hogares y las empresas. Dios condenaba también la consulta de sus horóscopos, agüeros y los "profetas" más de moda de ese día. Los hombres malos e impostores van de mal en peor cada día, engañando y siendo engañados. (2 Timoteo 3:13). Profetas verdaderos y fieles de Dios tienen tanto en común con los soñadores como trigo con la paja que queda al trillar los granos de trigo de los tallos y cáscaras. La palabra verdadera de Dios es como el fuego que quema la paja y como un martillo que rompe la roca en pedazos.
No hay nada inocente en estafar a personas, por medio de los sueños. Dios dice que están robando lo que con razón no pertenece a ellos, Jeremías 23:30. Roban al consejo divino llamando la atención a sus propios sentimientos vacíos que salen de sus sueños. El mundo está perdido. El mundo está vagando en la confusión. Es un fracaso. Andan en desesperación y terminan a los pies de estos charlatanes presuntuosos que ofrecen perogrulladas vacías que salven sus corazones, pero no pueden salvar ni sus propias almas. El Evangelio de Jesucristo es capaz y potente para crear fe, convicción y esperanza las cuales transforman nuestras vidas a la imagen de nuestro glorioso Dios. El Evangelio crea grandes hombres y mujeres, grandes esposos y esposas, grandes padres y madres. Son los cristianos que tienen la confianza para hacer frente a las dificultades de la vida y las debilidades de nuestra carne. El Evangelio nos enseña el verdadero Dios y Creador que nos ama como un padre viendo su gran obra eclipsado por estos ladrones. Son vanos y pomposos, hombres y mujeres que se preocupan tan poco sobre el resultado de sus trucos y engaño.
“Alguien te pregunta '¿Cuál es la profecía de Jehová?' les dirás: Esta es la profecía: Os dejaré, ha dicho Jehová.” Así contesta Dios a todo el que pervierte sus palabras y se finge que es de Dios.