-- Por Lucy Partain
“¿O ignoráis que vuestro cuerpo es
templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis
de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por
precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro
espíritu, los cuales son de Dios.” (I Corintios 6:10-20)
Por mucho que deseo que el verano
llegue para tomar un descanso de las cargas de la educación en el
hogar de mis hijos, lo odio a la misma vez ya que muchos, hombres y
mujeres, piensan que tienen permiso para desnudarse en público sin
ninguna vergüenza. La modestia no es una cuestión de elección
propia, sino más bien un mandamiento de Dios. Dios ha revelado su
voluntad a través de su palabra de cómo debemos cubrir nuestros
cuerpos para agradarlo y honrarlo. ¡Debemos
hacer lo que Él ordena! Dios llama a los cristianos a un estándar
de modestia y pureza, y debemos entender y abrazar bien este
mandamiento. Significa que debemos entender el significado de la
vestimenta, que nuestro propósito principal es el de guiar a otros a
Cristo con nuestro buen ejemplo piadoso, que nuestro enfoque
principal es el de llegar a ser cada vez más como Cristo, que
debemos vivir por un nivel superior ya que Dios es santo y justo y
que no podemos bajo ninguna circunstancia seguir e imitar nuestra
cultura con sus dioses de moda inmoral e indecente sino mas bien ser
"imitadores de Cristo". (Efesios 5:1-2).
La forma o la manera que yo cubro mi
cuerpo muestra el amor y la reverencia que tengo para mi Padre en el
cielo, así como el respeto y el amor que tengo hacia mi esposo, a mí
misma y a mi prójimo. Los que que caminan en la luz haciendo la
voluntad del Padre Celestial, no deben aceptar el estándar del mundo
en cuanto a la ropa y la indecencia. ¡Debemos rechazarlo! Quien ha
muerto al pecado para vivir en rectitud, justicia y santidad buscará
siempre complacer y honrar al Padre y no al hombre, (I Pedro 4:4;
Romanos 6:3-4). Se nos manda a no amar al mundo ni a las cosas de
este mundo (los dioses de la moda y el estilo establecido por el
mundo sin Dios en mente). Significa que debemos "sonrojarnos"
incluso cuando uno está tentado a vestirse impíamente. Sí,
deberíamos avergonzarnos de dejar que ese pensamiento capture
nuestros corazones. Recuerden que todo este mundo junto con su
desenfreno y pecado perecerá un día. Es sólo temporal. Pero los
que obedecen haciendo la voluntad del Padre en el cielo permanecerán
para siempre, (Juan 14:15). Nuestra actitud, como aquellos que
profesan ser seguidores de Cristo, debe ser la de trazar una línea
entre lo santo y lo profano; lo que es modesto y lo que es inmodesto.
Nuestra motivación de ser modesta debe
arraigarse en el deseo de honrar y glorificar a nuestro Dios como Rey
de reyes y Señor de señores. Cristo debe ser la razón suprema de
todo lo que hacemos en palabra y acción. La modestia no se trata
sólo de hombres. ¿Porqué? Porque la modestia no se trata sólo de
ayudar a los hombres en su batalla contra la lujuria o de impedir que
los hombres codicien a la mujer. Y aunque debemos animar a los
hombres a mantener su pureza, tambien tenemos nuestra responsabilidad
ante Dios de caminar en pureza y santidad. Significa que en lugar de
preguntarnos “¿cómo me hace sentir esta ropa?” o “¿que tan
lejos puedo llegar?” Debemos preguntarnos honestamente: "¿Cuán
santo puedo estar ante mi Dios?" Dios debe ser la razón más
importante por la que elijo vestirme casta y decentemente. De la
misma manera, quiero representar a Dios bien en la forma en que me
presento y me visto, y eso es ser lo mas modesta, casta y piadosa que
pueda.
Como aquellos que el Señor ha llamado
de la inmundicia a la justicia, debemos buscar la santidad y
portarnos más conforme al ejemplo de nuestro Señor y Salvador.
Nuestros cuerpos no pertenecen a nosotros sino a Dios, nuestro
Creador (y con el permiso de Él, a nuestro cónyuge). Debemos
vestirnos de una manera que glorifica a nuestro Creador. ¿Cómo
podemos enseñar y alcanzar a los perdidos si no estamos caminando en
piedad y en justicia mostrando ejemplos piadosos de nosotros mismos?
Seguramente no vamos a poder ser eficaces en enseñarles las "buenas
noticias", el Evangelio, si vivimos como ellos (vistiéndonos
inmodestamente e indecentemente, Matt. 7:1-5). ¡Nuestra influencia
será destruida! Hace algunos años, una mujer que posaba de manera
sensual y provocativa era mirada con vergüenza por otras mujeres.
Las mujeres que hacían alarde de sus cuerpos desnudos, para llamar
la atención de los hombres hacia ellas, eran consideradas una gran
desgracia. Nuestra cultura ha perdido realmente la vergüenza, el
valor, la dignidad y el respeto que la modestia da. Tengo miedo de
decirlo, pero en la cultura de hoy nuestras mujeres parecen estar
tratando de imitar a la mujer de Proverbios 7:10, “Cuando he aquí,
una mujer le sale al encuentro, con atavío de ramera y astuta de
corazón.”
Algunos piensan que los estándares de
modestia son diferentes para los hombres y las mujeres; que los
hombres están excluidos de la obligación de cubrir su desnudez o
salirse con la suya; usando ropa más reveladora que las mujeres.
Afirman que las mujeres no suelen tener el problema de la lujuria que
tienen los hombres, (Mateo 5:28). Y aunque es cierto que los hombres
luchan más con la lujuria que las mujeres, no es verdad que las
mujeres no tengan pensamientos impuros. Los principios bíblicos de
la modestia se aplican tanto a hombres como a mujeres, aunque se
enfoca en las mujeres en 1 Timoteo 2:9. En 1 Timoteo, el Señor mando
que las mujeres debían adornarse con ropas modestas, es decir, con
decoro y moderación. También implica que deben comportarse en lo
externo como en el corazón, conforme al modelo y el espíritu de
Cristo. Obviamente el mundo acepta toda forma de impiedad,
especialmente cuando se trata de la ropa que llevamos o de cómo
debemos cubrir nuestros cuerpos. Por cierto, estoy hablando a hombres
y a mujeres. No es extraño para los mundanos e impíos
(especialmente aquellos que no son cristianos) llevar pantalones
cortos de mezclilla, shorts, “halter-tops”, blusas con tirantes,
camisetas sin mangas, trajes de baño, blusas de corte bajo o
escotadas, vestidos transparentes, ropa apretada y otras formas
indecentes de ropa reveladora. Pero para nosotros los cristianos, ¿no
es una vergüenza correr como los paganos y los incrédulos?
¿vestirse de manera inmodesta y seductora usando ropas tan impías?
¡¡¡Por favor!!!
Por lo tanto, cuando un hombre muestra
su pecho desnudo en público, no glorifica y honra a Dios. Él está
atrayendo la atención innecesaria hacia sí mismo por su falta de
ropa. No está demostrando humildad, pureza y santidad. Los hombres
deben mantener sus pechos cubiertos y evitar el uso de shorts en
público (no importa si va a nadar, correr, trabajar en el patio o
afuera, etc.). Los pantalones deben ir desde la cintura hasta el
fondo de las rodillas (Éxodo 28:42). Nuestro objetivo debe ser el de
agradar a Dios. ¡Así de simple!
De la misma manera, cuando una mujer
muestra sus muslos (porque ella lleva faldas cortas o vestidos
cortos, trajes de baño, y pantalones cortos), o su pecho en público
(en parte con la blusa escotada o desabotonada), ella no está
honrando y glorificando a Dios tampoco. Una vez más, ella está
atrayendo la atención innecesaria por su falta de ropa. Los muslos y
el pecho pueden estar expuestos sólo cuando se sientan o se mueven
de cierta manera, pero están mostrando su desnudez. La moda es
mostrar la ropa interior, los sostenes o incluso ropa interior,
aunque sólo sea por un momento. ¡Es una burla provocativa! Ella no
está exhibiendo humildad, pureza, piedad y santidad. Ay qué
vergüenza, y qué triste es ver a muchos cristianos mezclarse tan
bien con el mundo ya que no toman una posición hacia lo que es justo
y santo. ¡No se oponen a los caminos del pecado, reflejados a causa
de la vestimenta inmodesta que usan o aprueban en otros! La pregunta
es: ¿pueden los demás ver la diferencia entre su vida como seguidor
de Cristo y la vida de aquellos que no son cristianos? Entonces ¡si
el mundo les ama, debe ser uno de ellos! La mayoría de las mujeres
hoy en día utilizan su belleza con el fin de atraer a los hombres.
Pero no nos olvidemos, que nuestro encanto es un don de Dios cuyo
propósito es de encantar o atraer a un solo hombre, nuestro esposo.
Cuando una mujer de cualquier edad se viste inmodestamente, ella está
provocando a los hombres a la lujuria hacia ella, hombres que no son
su marido. ¿Sabe que cuando usted hace esto, usted usa el encanto
dado por Dios de una manera impía?
Recordemos siempre que para los
cristianos, nuestros cuerpos son más que sólo la hermosa obra, o
sea la obra de arte de Dios. Son el templo de Dios donde habita el
Espíritu Santo, (1 Cor. 6:19-21). Como padres, debemos esmerarnos y
luchar donde sea necesario y enseñar a nuestros hijos los principios
de la rectitud y castidad. Seamos sabios y no necios y aprendamos de
los principios de los viejos que fueron escritos para nuestro
aprendizaje, (Romanos 15:4). Vamos a cubrirnos adecuadamente y
modestamente en público sin importar cuál sea nuestro género.
Nosotros como padres debemos enseñar a nuestros hijos, niños o
niñas, sobre la modestia y la castidad. No debemos conformarnos a
los estándares mundanos sino a los estándares santos, como santos
que profesan la piedad. No nos dejar seducir por los mensajes
engañosos de nuestra cultura. Nuestra cultura exige que luzcamos o
hagamos alarde de lo que tenemos. Cambiemos nuestro corazón mundano
y pecaminoso por uno puro, pidiéndole a Dios y suplicando por su
ayuda. Mujeres no usemos nuestra belleza para seducir a los hombres.
Usemos nuestra belleza y modestia como instrumentos de justicia.
Debemos ser ejemplos de castidad, pureza, piedad y santidad en
nuestra conducta hacia nuestros hijos, la iglesia y los del mundo. La
manera en la que hablamos, actuamos y nos vestimos dara honor o
deshonra a nuestro Padre celestial. ¡Nuestros cuerpos pertenecen a
Dios, y deben ser usados para la honra de Dios! (1 Thess. 4:4). Por
lo tanto, respetemos nuestros cuerpos, ya que son el templo de Dios.
Que nuestro Señor nos ayude a aceptar
los límites de la modestia, la piedad y la santidad en nuestra vida
diaria. Que Dios nos ayude a comprometernos a seguir los estándares
de la justicia de Dios y no los del mundo, y que siempre nos
esforcemos hacer la voluntad de Dios en todo.
Luci
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